Coahuila: Violentan con omisión de cuidados a 10 menores todos los días

Especialistas advierten que casos de negligencia, abandono o falta de atención básica a niños y adolescentes tiene un impacto posterior en su salud mental

Coahuila
/ 3 mayo 2025
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Itzy Edith, de 10 años de edad, murió el 18 de septiembre de 2024 en Saltillo a causa de una severa desnutrición y deshidratación tras días de presentar síntomas sin recibir atención médica oportuna. Aunque vecinos y familiares habían denunciado reiteradamente el maltrato y abandono que sufría, las autoridades no actuaron de manera efectiva.

La niña vivía con sus tres hermanos en condiciones precarias, bajo el cuidado de una madre con antecedentes de adicción, quien aún conservaba su tutela pese a haber perdido la custodia.

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Su muerte no fue una tragedia inevitable, sino el resultado directo de un delito silenciado: la omisión de cuidados. En Coahuila, esta forma de violencia es la más común que se comete contra niñas, niños y adolescentes.

Según datos de la Procuraduría para Niños, Niñas y la Familia (PRONNIF), durante 2024 se atendieron 13 mil 595 casos de vulneración de derechos de la infancia en el estado, de los cuales 3 mil 876 correspondieron a omisión de cuidados, lo que representa el 28.5 por ciento del total.

Es decir, en promedio, al menos 10 menores son maltratados o descuidados cada día por negligencia, abandono o falta de atención básica. En Saltillo, la cifra fue de mil 191 casos, equivalentes a 30.7 por ciento del total estatal.

Según la definición oficial de PRONNIF, esta forma de violencia implica la falta de provisión de los estándares mínimos necesarios para la seguridad física y emocional de niñas, niños y adolescentes y puede manifestarse en múltiples formas, desde un hogar sucio, la falta de vigilancia adecuada, no bañar al menor, no enviarlo a la escuela, no alimentarlo, ignorar su salud mental, o incluso no registrarlo legalmente, como fue el caso de Itzy.

Para Lorena Villavicencio Ayala, secretaria ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA), este tipo de violencia ha sido normalizado por la sociedad y muchas veces ni siquiera se reconoce por los padres como una forma de maltrato y aunque no siempre es visible, sus efectos son profundos y de gran impacto en el desarrollo de los niños.

Teresa Araiza, titular de PRONNIF en Coahuila, señaló que el contexto post pandemia ha cambiado la forma en que los menores enfrentan el mundo y a partir de ello son visibles índices de tristeza a más temprana edad, lo que está relacionado directamente con la crianza.

Agregó que conductas aparentemente inofensivas, como ignorar a los hijos para mirar el celular, no escucharlos o no recogerlos en la escuela, causan traumas silenciosos que no siempre se notan, pero que con el tiempo se transforman en problemas emocionales serios, como ansiedad, depresión, aislamiento o, en casos más graves, incluso la muerte.

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En Coahuila, como en muchas partes del país, los niños están muriendo por causas prevenibles y el desafío, dicen especialistas, es crear conciencia social, fortalecer los protocolos de actuación institucional y educar a madres y padres en los derechos básicos de la infancia.

UN RETO INSTITUCIONAL EN COAHUILA

La violencia contra la niñez no siempre se manifiesta en golpes o gritos, sino que la mayoría de las veces adopta formas silenciosas, como la omisión de cuidados, una práctica que ha sido normalizada en los hogares sin que los propios padres se den cuenta. Así lo señala Teresa Araiza, procuradora de los Niños, Niñas y la Familia en Coahuila, quien advierte que estas negligencias suelen pasar desapercibidas porque no generan un daño visible inmediato.

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“Uno pensaría que para que hubiera un cambio en la arquitectura cerebral del niño tendría que haber ocurrido un gran trauma, pero en realidad son las conductas acumuladas las que dejan huella”, explicó.

En ese sentido, la psicóloga Berenice de la Peña señaló que las omisiones en el cuidado durante la infancia, especialmente en las etapas más sensibles del desarrollo, afectan profundamente la salud emocional de los niños y adolescentes. La falta de acompañamiento y orientación para regular emociones puede desencadenar reacciones como aislamiento, tristeza, baja autoestima, ansiedad o incluso problemas de apego.

De la Peña subrayó que cuando las necesidades emocionales de los niños son ignoradas, se generan inseguridades profundas que limitan su capacidad para establecer relaciones sanas y confiar en otros. Por eso, enfatiza que la validación emocional y la presencia constante de los adultos son esenciales para formar individuos emocionalmente sanos y funcionales.

OTROS CASOS

El caso de Itzy Edith, la niña de 10 años que falleció por desnutrición y deshidratación en Saltillo, no es un hecho aislado, pues en los últimos meses la ciudad registró al menos dos muertes más de menores en circunstancias de presunta omisión de cuidados, lo que evidencia una problemática estructural de violencia infantil dentro del entorno familiar.

En octubre de 2024, Camila Lizbeth, de tan solo cuatro años, murió por una peritonitis no atendida mientras vivía bajo el cuidado de su padre y su madrastra, luego del suicidio de su madre un año antes. A pesar de reportes de maltrato, la menor permanecía en ese hogar.

Además, en noviembre, Jovany Tadeo, de nueve años, fue hallado sin vida en su hogar, aunque la necropsia no reveló signos visibles de violencia, vecinos afirmaron que era víctima de agresiones físicas por parte de su padrastro, no acudía a una escuela, y estaba a altas horas de la noche en la calle con personas que se reunían en un arroyo a unos metros de su domicilio a consumir estupefacientes.

Estos casos subrayan la necesidad de la intervención oportuna por parte de las autoridades. En ese contexto, Lorena Villavicencio, secretaria ejecutiva de SIPINNA nacional, señaló que han comenzando a abordar dicha problemática desde el estado, porque normalmente se pensaba que lo que pasaba en casa no era competencia de los gobiernos. Y también las familias tenían mucha resistencia a una participación del estado al interior de los hogares.

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“Nosotros, en donde estén los niños, tenemos que protegerlos y garantizar el ejercicio de sus derechos. Y a partir de esta premisa estamos proponiendo la crianza positiva como una política pública nacional”, dijo.

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Ante ello, anunció el lanzamiento del Plan Nacional de Crianza Positiva y Respetuosa, que busca erradicar la violencia doméstica normalizada y fomentar vínculos afectivos saludables. El plan incluye una plataforma desarrollada con inteligencia artificial llamada

“Crianza con Conciencia Positiva” ofrecerá talleres y asesorías para madres, padres y cuidadores. Estos cursos serán obligatorios en escuelas y también estarán disponibles para docentes, quienes muchas veces desconocen los derechos de la infancia.

De igual manera, Coahuila ha mejorado la atención de los casos de violencia infantil con la Fiscalía de las Mujeres y la Niñez, dirigida por Katy Salinas, quien destacó que ahora existe una coordinación diaria con la PRONNIF y el DIF estatal para actuar de inmediato ante reportes de omisión de cuidados o violencia.

“Antes no sabíamos qué hacer con un menor en situación de riesgo. Hoy, cuando detectamos un caso, se activa un protocolo conjunto que permite su rescate y atención integral”, explicó.

Asimismo, la Secretaría de Educación de Coahuila empleará a partir del siguiente ciclo escolar un programa de educación socioemocional en el 50 por ciento de las escuelas públicas, con el objetivo de enseñar a niñas, niños y adolescentes habilidades como el autocuidado, el control de emociones y la convivencia pacífica.

Otro de los ejes clave que podría cambiar la dinámica familiar es la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, medida que ya se discute a nivel nacional. SIPINNA ve con buenos ojos esta iniciativa, pues permitiría a los padres dedicar más tiempo de calidad a la crianza.

Las muertes de Itzy, Camila y Jovany no deben quedar como estadísticas ni en carpetas de investigación sin justicia, sino deben ser tomadas como señales urgentes de una crisis que afecta a las infancias en el estado que debe obligar a las autoridades, la sociedad civil y las familias a asumir un compromiso real.

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