‘No somos dueños del changarro’, dijo el Papa Francisco a los sacerdotes: Raúl Bonnafoux

Coahuila
/ 21 abril 2025

Tras la muerte del Papa Francisco, el sacerdote Raúl Bonnafoux reflexiona sobre el legado de un pontífice que cambió el rostro de la Iglesia

El fallecimiento del Papa Francisco marca no solo el cierre de una etapa, sino el inicio de muchas preguntas. ¿Qué sigue para la Iglesia Católica? ¿Cómo llenar el espacio que deja quien supo hablarle al corazón de los fieles y, al mismo tiempo, afrontar con firmeza los desafíos internos y globales?

En conversación con VANGUARDIA, el padre Raúl Bonnafoux, sacerdote con amplia experiencia pastoral en Coahuila, ofrece una mirada honesta, profunda y serena. Sin buscar solemnidades, pero tampoco esquivar lo que duele o preocupa, recorre el legado de Francisco y el horizonte que se abre tras su partida.

TE PUEDE INTERESAR: Un legado de cercanía y misericordia: así recuerdan al Papa Francisco en Saltillo

Un pastor que miró a las periferias

“Fue un gran Papa, como todos los que hemos tenido desde el Beato Pío IX”, dice de entrada el padre Raúl. Pero distingue algo claro en Francisco: su forma de voltear la mirada hacia las orillas. “Se preocupó por las periferias y la misericordia. No nombró cardenales en las sedes tradicionales, sino en diócesis pequeñas, como la de Mongolia. Su primer viaje fue a Lampedusa, para acompañar a los migrantes. No fue a los países ‘importantes’, en el sentido humano, sino a donde el dolor necesitaba consuelo”.

Este enfoque —explica— no solo fue geográfico. También transformó estructuras. “Dio a las mujeres un papel más visible y real: voto en el Sínodo, direcciones importantes dentro del Vaticano. Eso no fue decorativo, fue una toma de postura”.

Y junto con ello, promovió un nuevo modo de caminar dentro de la Iglesia. “Habló mucho de la sinodalidad. Nos dijo a los sacerdotes -y cito- que no somos dueños del changarro. Y a los laicos, que deben sentirse parte real de la Iglesia, corresponsables. Hay muchos laicos comprometidos, pero también muchos que viven ajenos, y sacerdotes que quieren que se haga lo que ellos dicen y como ellos lo dicen”.

Un proceso que apenas comienza

En ese sentido, el padre Bonnafoux insiste en que no estamos ante un pontificado que cerró todo lo que debía hacerse. Al contrario: “Yo no diría que transformó. Está transformando. La clave está en el último Sínodo. Ha abierto un proceso que apenas empieza”.

Una de sus enseñanzas más potentes, dice, fue la alegría. “En su primer documento nos dejó esto: ‘La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús’. Esa frase debería seguir guiando la misión de la Iglesia”.

Bonnafoux también valora especialmente el llamado a cuidar las homilías, algo que a menudo se subestima. “No he leído algo tan claro como lo que escribió sobre la predicación. Dijo que preparar una homilía requiere estudio, oración, creatividad pastoral. A veces predicamos como si leyéramos un trámite, pero para él, eso era central”.

Y si bien Francisco predicó la misericordia, no eludió temas difíciles. Frente a los escándalos que han sacudido a la Iglesia en las últimas décadas, no se replegó. “Aunque los casos de abuso dentro del clero son menos de lo que a veces se piensa, Francisco reforzó con determinación la política de tolerancia cero que inició Benedicto XVI. No se quedó en la omisión”.

TE PUEDE INTERESAR: Desde el Vaticano, sacerdote saltillense llama a oración; preparan rito por el Papa Francisco

Lo que sigue: comunión, conciencia y compromiso

Al hablar del futuro, el padre Raúl Bonnafoux no es fatalista, pero tampoco ingenuo. “Este tiempo nos ayuda a recordar que la Iglesia es de Cristo. Él le dejó a Pedro una tarea, y esa tarea continúa”.

Insiste en que esta etapa debe fortalecer la comunión, no fragmentarla. “Hay grupos que hacen su propia obra al margen de las diócesis, invocando una ‘unión directa con el Papa’. Pero eso no es sinodalidad. La pertenencia a la Iglesia no es un proyecto individual. Es comunión”.

$!El sacerdote Raúl Bonnafoux, con más de cuatro décadas de servicio pastoral, destaca que el Papa Francisco llevó a la Iglesia a las periferias, no sólo geográficas sino también existenciales.

Sobre el posible vacío moral que deja Francisco en el plano global, responde con una mirada más profunda: “Cada Papa tiene su estilo. El próximo no va a cambiar la esencia de la Iglesia, pero vivimos una época con cambios muy rápidos, muy impredecibles. Y lo moral no se delega. Cada persona debe asumir su responsabilidad. ¿Cuántas cosas han dicho los papas... y cuántos realmente les hemos hecho caso?”

Sin miedo, pero con memoria

A quienes sienten tristeza o incertidumbre por la partida del Papa, les recuerda que esta historia ya la hemos vivido. “Cuando murió Pío XII, también hubo quienes se preguntaron: ‘¿qué va a pasar ahora?’ Lo mismo con Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II. Y aquí seguimos. Porque la Iglesia no es de los papas. Es de Cristo. Él la lleva adelante”.

La brújula sigue siendo el Evangelio

Para el padre Raúl, el consuelo y la orientación que muchos buscan hoy no está fuera del alcance: “Si somos verdaderamente creyentes en el mensaje de Cristo, tenemos todo. Para otras cosas están las ciencias humanas. Pero para la vida, la familia, los momentos difíciles... ahí están también los amigos, la comunidad, la Iglesia vivida como cuerpo”.

Y entre lo último que ha recibido del Papa, hay algo que guardará con especial cariño: las meditaciones que Francisco preparó para el Viacrucis del año pasado. “Me ayudaron mucho en Semana Santa. Espero que las de este año también sirvan... a mí y a muchos”.

A pesar de su visión clara, el afecto no queda fuera. Si pudiera decirle algo al Papa Francisco por última vez, le diría: “Gracias por su entrega, por su ejemplo. Con su vida nos dijo más que con sus palabras”.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM