Tregua arancelaria rasguña pocos avances y suma nuevas amenazas a Unión Europea

Internacional
/ 24 mayo 2025

Se mantiene incertidumbre entre inversores y empresas desde el retorno de Trump a la Casa Blanca

WASHINGTON.- La tregua de 90 días declarada por el presidente estadounidense, Donald Trump, para negociar nuevos pactos arancelarios alcanzó escasos avances más allá de un acuerdo de mínimos con Reino Unido y una necesaria tregua paralela con China, así como nuevas amenazas del neoyorquino contra la Unión Europea (UE).

Fue el pasado viernes, que después de que unos días antes Washington y Bruselas hubieran acordado intensificar las negociaciones técnicas para llegar a un acuerdo, Trump señaló “no están yendo a ningún lado” y que por ello activará gravámenes del 50% sobre todos los bienes de la UE a partir del 1 de junio.

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Fue horas después el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic, dijo que la UE está dispuesta a defender sus intereses.

Tras mantener una conversación telefónica con el representante estadounidense de Comercio, Jamieson Greer, marcada por las nuevas advertencias de la Casa Blanca, el diplomático eslovaco instó a su vez a que las relaciones comerciales bilaterales se guíen por el respeto mutuo y no bajo amenazas.

“La UE está plenamente comprometida en alcanzar un acuerdo arancelario y está dispuesta a trabajar de buena fe”, dijo.

Por otro lado, lo acordado en la reunión de hace dos semanas en Suiza entre representantes estadounidenses y chinos es probablemente la mejor noticia que se ha producido en el tiempo transcurrido desde el pasado 9 de abril.

Ambos lograron sentarse a la mesa y acordar una tregua paralela de 90 días que entró en vigor el 14 de mayo y que logró apaciguar en cierta medida a las bolsas.

La tregua con Pekín implica, entre otras cosas, que China reducirá del 125% al 10% los aranceles sobre productos estadounidenses y que Estados Unidos rebajará los suyos del 145% al 30%.

Por otro lado, el pacto con Reino Unido implica la entrada de una partida razonable de automóviles británicos con un gravamen de solo el 10%, elimina impuestos aduaneros a los escasos volúmenes de acero y aluminio que el Reino Unido envía a EU y cancela también los aranceles que Washington aplicaba a sus componentes de aviación.

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