Si al cabo mi cabo es cabo... Reforma de las 40 horas, una táctica electorera de la 4T

COMPARTIR
Sin una estrategia de compensación, sin estímulos fiscales y ahora con la amenaza de la auditoría fiscal, el sector patronal, los grandes, medianos, pequeños y microempresarios, enfrentan una empinada cuesta, y además a su cargo
Sin duda que la 4T está embalada, es decir, encaminada. Y ábranla, que lleva bala y en la punta munición con el tema laboral como instrumento electoral corporativo.
Para empezar, sustituyó los antiguos sindicatos, otrora sectores primordiales del sistema priista, y los hizo suyos, solamente que con distintas siglas y nuevos líderes.
La CATEM, el SNTE, el SINTTIA y el Frente Auténtico del Trabajo (FAT) sustituyeron las estructuras férreas que habían prevalecido en el país desde los años 30 en la organización y movilización obrera, y fueron reivindicados ante la opresión que sufrieron, sobre todo el FAT, que se dedicaba a cerrar empresas y apoderarse de sindicatos universitarios.
TE PUEDE INTERESAR: Crónicas del arrase: Ley censura y el saqueo coahuilense
La táctica gubernamental de proponer reformas a las leyes laborales, a fin de beneficiar a los trabajadores, causó el efecto del voto corporativo en las elecciones de 2024, sin duda.
La 4T inició la primera fase con los incrementos salariales al mínimo, aun cuando no surgieron de la bondad del gobierno, sino de la obligación del T-MEC, posteriormente el incremento de días de vacaciones, las reformas al outsourcing, a la participación de los trabajadores en las utilidades, la ley silla, la libre sindicalización y los borradores del aumento a los días de aguinaldo, fueron el caldo de cultivo óptimo para que la base trabajadora se volcara en las urnas y no en las responsabilidades laborales.
Lo anterior, aun cuando las fauces del SAT están bien afiladas y a cada aumento salarial o de días, puntualmente se cobran más impuestos a los trabajadores, ya que a los angelitos de Hacienda se les “pasó” modificar las tablas de impuestos, y hoy día, por ejemplo, quienes ganan un salario mínimo deben pagar ISR, cuando antes de 2018 no lo hacían. ¡Haya cosa!, diría mi abuela.
El gobierno simplemente amplió su base de contribuyentes y semana tras semana sangra a los empleados de la economía formal con sendos rebajes en el haber de pago. “Capire”, como diría Al Capone.
Pero lo más raro es que el consejo de empresarios, antes tan hocicones y desafiantes al gobierno, al grado de que durante décadas se opusieron a las grandes reformas laborales que requería el país, hoy estén tan sumisos y obedientes y vean pasar los proyectiles enviados por líderes obreros de escritorio, que pertenecen a la generación de las sábanas de seda, los estudios en el extranjero, los ranchos y los viajes, las viejas y los autos, que semanalmente llenan sus arcas con las cuotas rigurosas de sus agremiados y simplemente se hincan a recibir la bendición, en un juego muy simple: me apoyas o te audito. ¡Válgame Dios!
La reducción de la jornada laboral y su reforma fue escuchada en forma aislada en la pasada legislatura, en voz de una aguerrida Susana Prieto, quien terminó renegando de su partido al no recibir apoyo o consenso.
Esta voz fue considerada amenazante, incluso en el seno Morena, por las implicaciones que se tendrían al no haber sido planteadas siquiera en alguna de las cámaras, además de robarle una herramienta de negociación a la recién electa presidenta Sheinbaum.
Sin embargo, el misterio fue resuelto en el mensaje de este 1 de mayo por parte del secretario del trabajo −dedo meñique de la niña de los ojos del Peje−, al mencionar que la reducción de jornada a 40 horas semanales va, pero paulatinamente hasta el 2030.
Sorprendentemente se anuncian los foros de consulta con el sector empresarial, después de esta noticia, tal y como aconteció con el decreto de la nacionalización de la banca de López Portillo, es decir, el daño ya está hecho.
Y como cereza en el pastel, al término del anuncio se pidió opinión a líderes de la CATEM y el SNTE, quienes se dijeron encantados con la propuesta, ¡y cómo no!
TE PUEDE INTERESAR: Jornada Laboral 40 horas... ¿Qué cambios contempla para los trabajadores y cómo se implementará?
Hoy día, nuestro país ocupa el lugar número 56 a nivel mundial (de 62 países) en el Índice Competitividad Industrial, debajo de Filipinas, Botsuana, República Checa y Puerto Rico, por ejemplo (WCR Ranking 2024)
Laborar 40 horas a la semana implicaría directamente perder un 18 por ciento de jornada y hasta un 15 por ciento de eficiencia, según cálculos chileros, lo que significaría, de entrada, la necesidad de las empresas de ampliar sus plantillas laborales, si es que quieren mantener los mismos ritmos de producción y a sus clientes. Lo anterior, entre muchos otros factores y ajustes.
Sin una estrategia de compensación, sin estímulos fiscales y ahora con la amenaza de la auditoría fiscal, el sector patronal, los grandes, medianos, pequeños y microempresarios, enfrentan una empinada cuesta, y además a su cargo. En la otra esquina están los gobernantes que saben que el estatismo sobrevive saqueando; cuando un país libre sobrevive solamente produciendo. Qué triste, de verdad.