Bancos ineficientes y bajo desarrollo, en la mira presidencial

Opinión
/ 9 mayo 2025

El secretario de Hacienda Edgar Amador va con la encomienda de persuadir a los banqueros de aumentar el número de créditos y bajar las tasas de interés para las empresas

El día de ayer inició la Convención Bancaria donde se reúnen los representantes y dueños de los bancos e instituciones financieras de México a discutir los temas relevantes del sector, que en virtud de lo que sucede en la economía nacional, deben ser muchos y de alta importancia. Esta reunión tiene un componente especial, el Plan México, que pone sobre la mesa la necesidad de impulsar el crédito a las empresas para reducir la dependencia de factores internacionales que hoy dejan de manifiesto, que estamos en una posición económica vulnerable. No quiero que se tome esto como un comentario nacionalista o un argumento de que estoy en contra de la libertad de los flujos monetarios de otros países. Más bien estoy en contra de cómo los bancos en México, en su mayoría los grandes bancos de capital extranjero operan en nuestro país en condiciones diferentes a las que lo hacen en otras partes del mundo. Por ejemplo, limitando el número de retiros “gratis” de nuestras cuentas de nómina, cuando el dinero es nuestro y lo prestan para ganar dinero, o lo que es lo mismo, nos cobran por prestar el dinero que nosotros ganamos. El argumento para esto es que les cuesta la infraestructura y todo lo necesario para dar el servicio. Lo “raro” es que en sus países de origen estos bancos abusivos no se atreverían a hacer lo mismo, so pena de recibir multas, críticas sociales, y hasta pérdidas millonarias inducidas por los clientes. Esto es solo un ejemplo, porque si hablo de abusos bancarios, podríamos escribir una enciclopedia y este artículo no se trata de eso, sino de analizar un poco la relación problemática de los bancos, en especial del otorgamiento de crédito, con el crecimiento económico, vía el apoyo a las empresas que desde luego es limitado desde hace tres décadas.

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La convención será complicada porque el secretario de Hacienda y Crédito Público, Edgar Amador, va con la encomienda de persuadir a los banqueros de aumentar el número de créditos y bajar las tasas de interés para las empresas, en especial para las micro y pequeñas. El asunto no será fácil porque las condiciones actuales no lo permiten. Para empezar, el nivel de volatilidad de los mercados financieros es muy alto por lo que la posibilidad de intereses más bajos es nula. Este es uno de los impactos arancelarios del señor Trump, no solo para México sino para todo el mundo incluyendo a Estados Unidos, tanto así que los propios políticos norteamericanos están pidiendo cuentas al secretario de comercio sobre la racionalidad de lo que hace el presidente norteamericano cuando todo ha sido en perjuicio de ellos mismos. El surgimiento de un enfrentamiento armado que inició esta semana entre India y Pakistán también ha inyectado un mayor nivel de incertidumbre que tiene que traducirse en tasas de interés más caras para que los bancos y las instituciones financieras puedan protegerse del riesgo. Las tasas de fondeo mundial pasaron de 1.6 a 2.1% esta misma semana, en consecuencia, poco se podrá hacer en este rubro.

Sin embargo, no solo es el tema del costo del dinero, ya que por el otro lado se tiene la intención de que más empresas puedan ser acreditadas, recibir préstamos. Aquí el problema es todavía más profundo para los bancos y para el propio gobierno federal si quiere que el Plan México funcione. Hay que recordar que el 50%, en números redondos, de las empresas nacionales están en la informalidad y en consecuencia no pueden recibir créditos. De acuerdo con la encuesta trimestral de evaluación coyuntural del mercado crediticio del Banco de México, en el periodo de octubre a diciembre, el 28% de las empresas encuestadas de hasta 100 empleados, dijo haber recibido algún crédito de la banca comercial. Hay que tomar en cuenta que solo participan empresas legalmente establecidas y se podría decir que “solo” el 14% de las empresas nacionales recibe un crédito de la banca comercial.

El país vive actualmente en una problemática económica que no es nueva; son los mismos problemas de siempre, pero esta vez acentuados por la dinámica arancelaria internacional. Desde hace tres décadas no hay una crisis económica o financiera por cambio de sexenio (aunque sí por el COVID-19) y eso ha fortalecido un poco la forma en que las condiciones de mercado se han ido entretejiendo para dar lugar a la economía que tenemos hoy. En ese contexto, los bancos localizados en México no contribuyen, o si lo hacen es de manera marginal, a su rol principal de apoyar proyectos que generen empleos o innovación productiva, que contribuyan al crecimiento económico tomando riesgo en el mercado empresarial. Por el contrario, desde hace tres décadas se han dedicado a vivir de explotar el dinero de la gente, sí ese que usted y yo ponemos en manos de los bancos por nuestro trabajo, y que ellos prestan a altas tasas. Considere todo el dinero que llega a ellos por las nóminas y que todavía cínicamente, cobran altas comisiones por cualquier cosa. Dejando eso de lado, el crédito a las empresas es limitado por no decir que muy escaso. De acuerdo con HR Ratings, en 2024 el crédito bancario fue aproximadamente el 28.8% del producto interno bruto. Como referencia comparativa, en China fue de 88.3% para el mismo año y eso puede explicar parcialmente, la diferencia entre las tasas de crecimiento económico nacionales y las del país asiático, pero sobre todo, deja en claro la importancia del crédito comercial para la actividad productiva.

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La banca mexicana está localizada en una zona de confort ideal, gana dinero de manera segura con muy bajo riesgo en comparación con otros países. Ganan por comisiones, servicios especiales, por usar nuestro propio dinero limitando el número de operaciones a las que se tienen derecho, entre otras. Por si fuera poco, les prestan a los gobiernos (a todos los niveles) sabiendo que con ellos tampoco hay riesgo pues nuestros impuestos están en garantía.

Los bancos están en la mira de la presidencia de la república, esto significa que algo van a tener que sacrificar para que las condiciones económicas mejoren, porque a como se están dando los pronósticos hacia finales del año (PIB del 0.4%), el rumbo tiene que cambiar. Ya han ganado demasiado y arriesgado muy poco.

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